En la empresa todo comunica

1 marzo, 2018

El pasado 12 de noviembre de 2017, la directora del Máster de Comunicación Corporativa, Protocolo y Eventos publicó un artículo en el diario digital La Mañana. Elisenda Estanyol, es doctora en Publicidad y Relaciones Públicas. Ha trabajado durante más de diez años en agencias consultoras de comunicación y relaciones públicas multinacionales, y en departamentos de comunicación de distintas empresas e instituciones.


Las empresas y las instituciones son cada vez más conscientes de la importancia de la comunicación para alcanzar sus objetivos estratégicos. Como consecuencia, se está incrementando el número de organizaciones que incorporan, dentro de su estructura, departamentos de comunicación para transmitir a los públicos objetivo (clientes, empleados, etc.) los mensajes clave.

Algo que inicialmente parecía solo al alcance de las grandes multinacionales, empieza a implementarse con fuerza en las medianas y pequeñas empresas de nuestro país, conscientes de que es primordial saber qué opinan y qué dicen sobre ellas, para poder anticiparse, comunicar y posicionarse.

Dentro de las empresas, las funciones de responsable de comunicación han ido también evolucionando a lo largo de los años. Si bien en un principio se centraban básicamente en labores de gabinete de prensa para informar a los medios de comunicación, hoy en día el contexto comunicativo ha cambiado de forma radical, por lo que el profesional de la comunicación corporativa debe también coordinar la presencia de su empresa o institución en las redes sociales, saber de relaciones institucionales, de organización de eventos, etc.

Todo comunica en una empresa: desde su nombre y su logotipo, pasando por sus instalaciones y sus trabajadores, hasta la forma en que actúan sus directivos. Es decir, más allá de las campañas publicitarias o los discursos ofrecidos en ruedas de prensa por sus portavoces, las organizaciones están continuamente comunicando, también con sus comportamientos, sus acciones y sus decisiones.

En un mundo interconectado, donde cualquier consumidor, empleado o proveedor puede hablar sobre la empresa, sus marcas y sus productos, a través de blogs, foros y redes sociales (como Twitter, Instagram o Facebook), los profesionales de la comunicación corporativa necesitan conocer permanentemente si se está hablando sobre su empresa en términos positivos o negativos y cómo ello puede afectar a su reputación.

Lo que pasa en una fábrica del sureste asiático, por ejemplo, ha dejado de ser algo lejano cuando se retransmite en directo por las redes sociales. Y si se trata de una mala praxis, puede afectar de forma muy negativa a la reputación de una compañía.  Es por ello que se hace necesario que los profesionales de la comunicación corporativa tengan conocimientos sobre gestión de comunicación de crisis.

La reputación es un activo intangible para cualquier empresa o institución, que se verá influenciada por la forma cómo ésta se comporta y se relaciona con sus públicos. Por eso hablamos de relaciones públicas cuando nos referimos a la gestión profesional por parte de los especialistas del ámbito de la comunicación que planifican y cuidan las relaciones de las organizaciones con sus distintos grupos de interés.

De hecho, las empresas deben rendir cuentas ante sus accionistas, sus clientes, sus empleados, pero también con la administración y la sociedad. Es por ello que las organizaciones deben también saber relacionarse con su entorno y con la comunidad. En este contexto, se consolida el valor de la Responsabilidad Social Corporativa (RSC), puesto que las empresas socialmente responsables gozan generalmente de una mayor aceptación y valoración por parte de la opinión pública. Algo que resulta también crucial a la hora de atraer i retener talento. Entre los trabajadores potenciales, hay quienes prefieren incorporarse a  empresas comprometidas en contribuir de forma positiva en la sociedad y respetar el medio ambiente. Es importante pues que las organizaciones que apuestan por políticas de RSC sepan cómo comunicarlo, también mediante la comunicación interna dirigida a sus empleados.

La comunicación interna es una de las áreas de especialización de las relaciones públicas que más crece. Su finalidad ya no se limita a informar de las decisiones empresariales o de los aspectos contractuales que afectan a los trabajadores, sino establecer una comunicación fluida con los empleados y saber transmitir los valores y principios que caracterizan la organización en la que trabajan.

Para hacer frente a los retos comunicativos que deberán afrontar las empresas en el futuro inmediato, se necesitan profesionales de la comunicación y las relaciones públicas altamente capacitados y que continúen formándose a lo largo de su vida para adquirir nuevos conocimientos y competencias.

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